Vivienda para Pintora y Coleccionista.

Aurora y Rafa estaban cansados de tanto traslado de vivienda por motivos de trabajo y, tras haber vivido en once casas diferentes, tenían claro lo que querían. Me pidieron que les proyectara la vivienda definitiva.

Después de tanto devaneo, conocían perfectamente el programa que les encajaba: ella necesitaba un estudio de pintura con mucha luz, vistas y una terraza para pintar al aire libre; él quería que el sótano sirviera como taller para trabajar en su afición favorita, recuperar coches antiguos; y, por supuesto, las “zonas de estar” debían conectarse con el jardín. Había que conseguir que los tres ámbitos (taller mecánico, estudio de pintura y “estar”) participaran del jardín a la vez y que estuviesen relacionados espacialmente entre ellos.

Esta fue la idea generadora de todo el proyecto que, junto con el desnivel de la parcela, nos llevó a la sección del edificio. Fue el primer boceto.

Situando la vivienda en la parte alta del terreno, el jardín en la baja y un patio inglés en el cambio de cota conseguíamos iluminar el sótano con luz natural, pudiendo utilizar dicho patio como taller al aire libre en verano. El estudio de pintura lo situamos en cubierta de forma que ésta sirviera de terraza para pintar al exterior. De este modo, tanto el garaje, como el estudio contarían en verano con espacios al aire libre.

La sección en cascada nos permite que unos espacios vuelquen sobre los otros. Enfrentado y a media altura, el jardín queda tan accesible desde el “estar” como desde el taller del sótano. Ya me los imaginaba trabajando en sus hobbys mientras disfrutaban del jardín, de la luz, de las vistas…, participando del mismo espacio o descansando en el estar sin abandonar la conexión espacial anterior.

La sección transversal se escalonó también, de forma que todos los volúmenes se asoman al sol de mediodía. La combinación de ambas secciones nos descubrió, como si de un cuadro de Aurora se tratase, una bonita composición volumétrica

El resto fue un trabajo en equipo: la elección de los materiales, el diseño de las soluciones constructivas y la resolución de los acabados surgieron como respuesta directa a los problemas funcionales de la vivienda. Convertimos la obra en un gran taller, y entre los tres conseguimos arrancar “la maquina de habitar” para que funcionase, racionalmente, como un motor.