Project Description
Cómo transformar una pequeña casa en un estudio de fotografía.
La edificación a reformar era una pequeña construcción de planta cuadrada y cubierta a tres aguas que sólo tenía una altura, mientras que en el entorno predominaban las tres o cuatro alturas; la escala de la edificación era diminuta respecto al entorno y la tipología totalmente ajena al espacio urbano, lo que hacía que la imagen del edificio no se correspondiera con la deseada para un estudio de fotografía, donde el diseño es parte del marketing. También el espacio era insuficiente para desarrollar el programa.
La idea de proyecto fue hacer que los alzados fueran iguales que la planta: cuadrados, convirtiendo el edificio en un cubo. Ampliando así el volumen, se conseguía adecuar la escala de la construcción al entorno, aumentar la superficie construida y, al mismo tiempo, cambiar la imagen haciendo una composición abstracta que se adecuaba al nuevo uso del edificio. Para ello, fue necesario construir una estructura auxiliar metálica ligera que configurara el cubo y descargara los muros de su función portante. Se completó el cerramiento construyendo una nueva piel con grandes escaparates para exponer fotos, ordenados como si fuera un cubo Rubick, de forma que la caja se fraccionaba en cuadrantes que podían manipularse para conseguir cumplir el programa.
Para crear un espacio al aire libre, se vació un cuadrante a la caja, pero se mantuvo la estructura metálica vista. De este modo, se configuraba un estudio de fotografía exterior con luz natural. La misma estructura metálica serviría de soporte para una cubierta ligera que regulara el soleamiento y la luz.
La carpintería exterior se dispuso enrasada al plano de cerramiento, para que tensionara la fachada y la hiciera más etérea, de forma que se acentuara el carácter abstracto de la composición. El gran espesor de dicho muro (cuya jamba, ahora, se quedaba al interior) nos sirvió para alojar los escaparates. Creamos una regleta para pasar los cables y perfilamos la silueta del cubo con un foseado perimetral que protegería de las salpicaduras al tiempo que resolvería el encuentro con los edificios colindantes.
El espacio interior se organizó con una banda de servicios y otra de circulación horizontal. En la planta baja situamos la zona de atención al público y el laboratorio. En la planta de piso organizamos la oficina y el estudio al aire libre. Comunicando el cubo con una nave interior de manzana se pudo disponer de otro estudio interior de luz artificial. La doble altura de la escalera permitía ver la altura total de la edificación, percibiéndose el espacio cúbico también desde el interior.
Los materiales se resolvieron sencilla y austeramente: la piel de la caja, continua, de revoco blanco por el exterior y por el interior blanca también, pero con un tendido de yeso; los pavimentos, las estanterías, los muebles…todo en piedra caliza clara; por fin, el color gris de los elementos metálicos del exterior, repetido en el interior, permitió unificar la gama cromática de ambos espacios.